El proceso de adaptación abarca una semana en promedio donde el primer día de asistencia a IPM es por unas horas y se va ampliando su estancia cada día de la semana hasta abarcar el horario contratado. Este proceso gradual permite al niño ir conociendo los espacios físicos, darle el tiempo necesario para observar e involucrarse en las actividades hasta donde lo decida y empezar a crear un vínculo de confianza con su guía que se refuerza cada vez que ve a su familia recogerlo.
Algunas recomendaciones para preparar a los niños según su ambiente, son:
Nido: Establece una rutina similar a la de la guardería, como horarios para siestas, comidas y juegos. Practica breves separaciones en casa, dejando al niño con otro cuidador por unos minutos y aumentando el tiempo poco a poco. Permite que lleve consigo un objeto familiar, como una mantita o un peluche, para brindarle seguridad. Coméntale con entusiasmo sobre el nuevo espacio y las personas que conocerá, aunque sea en un lenguaje simple. El día de la visita, llévalo para que observe el espacio y a las personas, que pueda percibir olores y sonidos.
Comunidad Infantil: Fomenta actividades sencillas como guardar sus juguetes o lavarse las manos, para que le resulte familiar la actividad al ver a otros niños en IPM hacer lo mismo e incluso se sienta capaz de hacerlo. El día de la visita de informes o de las entrevistas iniciales, llévalo para conozca el espacio, pueda ver su salon, niños jugando y pueda reconocerlo. El primer día, sé breve y cariñoso al despedirte, asegurándole que regresarás pronto. Prolongar las despedidas genera ansiedad y temor en los niños.
Casa de los Niños: Explícale que participará en actividades interesantes como aprender a contar, escribir o cuidar plantas, esto despierta curiosidad y entusiasmo. Estimula hábitos como organizar sus cosas o recoger sus platos después de la comida. Habla con tu hijo sobre cómo se siente respecto a empezar la escuela, escuchando y validando sus emociones. Refuerza la idea de que estará en un lugar donde podrá explorar, aprender y hacer nuevos amigos. Puedes contarle cuentos o historias de otras personas.
Finalmente, confía en tu hijo. Para que se pueda considerar que un niño está integrado a su ambiente escolar se requieren dos cosas: la adaptación que es el reconocimiento de nuevas rutinas para llegar a la escuela como alistarse, familiarizarse con el camino a la escuela, conocer el proceso de entrada, etc. y la vinculación que es sentirse cómodo de manera emocional en el espacio en el que se encuentra. Esta vinculación se manifiesta cuando vemos a nuestro niño tranquilo, incorporando las normas del espacio, se siente parte de un grupo social y se involucra en lo que se está realizando.
Una parte importante de este proceso es la guía Montessori quien brinda acompañamiento, y considera que los otros niños ya adaptados forman un rol más relevante aún, porque crean este ambiente de confianza para recibir al niño nuevo generando lazos de amistad, acompañamiento y empatía.